Archive for April 2011
Como una forma de recordar la cena que tuvo Jesús con sus apóstoles, que instituye también a la eucaristía, se llevó a cabo la cena pascual en nuestro colegio con la participación activa de religiosas, alumnas, profesores, auxiliares y exalumnas. En un clima de hermosa fraternidad, se celebró una vez más este momento de Semana Santa.
Como una forma de hacernos testigos y acompañar en el dolor a Jesús, se realizó un vía crusis por las calles de Curicó, en el cual participó no sólo nuestras alumnas y profesores, sino que la comunidad en general que se plegó en diversos momentos a la procesión, lo que demuestra el espíritu vivo de nuestra ciudad por acercarse a nuestro Señor.
Como una forma de iniciar la Semana Santa, con la serie de actividades que están preparadas, la comunidad dio comienzo a la semana más importante del mundo católico, en donde todos los cursos, a través de sus presidentas, recibieron ramos de olivo, como se aprecia en imágenes.
Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.
La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.
Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero fueron pocos los que lo acompañaron en su pasión y muerte.