Con una multitudinaria despedida fue homenajeada Sor Irma por su misión bien cumplida, por una vida entregada al testimonio y obra evangelizadora. Cientos de ex alumnas, profesores y religiosas acudieron a entregar tributo a una hermana del bien, que supo hacer de su existencia una huella indeleble de amor en cada uno de los corazones quienes tuvieron ocasión de compartir y recibir sus enseñanzas. Descanse en Paz, Sor Irma, en la compañía celestial eterna y con la satisfacción de haber enseñado perpetuamente el cariño infatigable por ser de Dios un auténtico pastor.

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