Hombre preocupado de los problemas de su tiempo, el futuro jesuita nació el 22 de enero de 1901 en Viña del Mar. Hijo de Alberto Hurtado y de Ana Cruchaga, la temprana viudez de su madre hizo que en 1909, Alberto Hurtado ingresara como alumno becado al Colegio San Ignacio de Santiago, de la Compañía de Jesús. Su infancia fue como la de cualquier otro niño de aquellos años, sin televisión y con mucha vida al aire libre. Su mejor amigo fue Manuel Larraín, el futuro obispo de Talca, con quien mantendría una amistad de toda la vida.

Con 15 años recién cumplidos, solicita ingresar a la Compañía de Jesús pero es disuadido por el entonces provincial de la Región Chilena, quien lo autorizaría finalmente, por carta, en junio de 1923, desde Córdoba.

Dados los problemas económicos de su familia, en marzo de 1918 comienza su estudio de leyes en la Pontificia Universidad Católica de Santiago. El 11 de abril de 1921 presenta su Memoria sobre “La reglamentación del trabajo de los niños”, obteniendo el título de Bachiller en Leyes, el 23 de abril del mismo año. En 1923 ingresa al noviciado jesuita de Chillán y en 1927 viaja a Barcelona a estudiar Filosofía, disciplina de la que se doctora en 1930.

Durante los tres años siguientes estudia simultáneamente Teología, Psicología y Pedagogía en Lovaina. El 24 de agosto de 1933 es ordenado sacerdote en Bélgica e inicia un vasto trabajo pastoral. Siempre interesado por la situación social de Chile, Alberto Hurtado trabajó con la juventud católica universitaria y poco a poco su vocación lo fue llevando a acercarse al mundo de “los más pobres entre los pobres”.

Hombres y mujeres enfermos, ancianos y niños abandonados que deambulaban bajo los puentes del río Mapocho fueron el foco predilecto de su interés. Durante varios meses visitó a esa gente que no tenía a dónde ir. La miseria de esa realidad lo decidió a “hacer algo”. Eran los inicios de lo que más tarde sería su gran obra: la fundación del Hogar de Cristo. Incansable, salía en su camioneta verde a recoger a anciando y niños abandonados para llevarlos al Hogar a tomar leche caliente y dormir en una cama limpia.

Más tarde fundaría talleres para darles educación y capacitarlos en un trabajo digno. Entre sus muchas actividades también están sus publicaciones y conferencias sobre el sacerdocio, los problemas de la adolescencia, el catolicismo, la educación y el orden social. Fue, además fundador de la Revista Mensaje y de la Acción Sindical Chilena.

Considerando su legado en la lucha contra la pobreza, en 1994 el Congreso chileno instauró el 18 de agosto, fecha del aniversario de su muerte ocurrida en 1952, como “Día de la Solidaridad”. El padre Alberto Hurtado murió el día 18 de agosto de 1952.

Beatificado el día 16 de octubre de 1994, el próximo 23 de octubre será canonizado en el Vaticano. Su pensamiento social y religioso quedó plasmado en numerosos libros entre los que destaca “¿Es Chile un país católico?”.

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