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Maestro, sé fervoroso, para encender lámparas, has de llevar fuego en el corazón.  Acuérdate que tu clase no es mercancía, sino oficio divino” Gabriela Mistral.

Haciendo eco de estas hermosas palabras de nuestra poetisa, que siento que reflejan nuestro trabajo y gran espíritu de servicio y entrega, que tantas veces, humanamente es poco recompensado; hoy quiero decirles que creo que, en el ejercicio de nuestra vocación, somos como el sembrador que prepara la tierra, siembra con Amor y Esperanza y que, muchas veces, en el tiempo, goza de los frutos de su siembra.

Quiero expresar en nombre propio y de mi Comunidad, todo el aprecio y agradecimiento que sentimos por ustedes. Somos agradecidas del Señor de poder contar con su apoyo en esta hermosa misión de educar tantas jóvenes que el día de mañana engrandecerán nuestra Patria.

Les invito a no cansarse de entregar lo mejor de Uds., porque todo será recompensado un día por Dios. Sigamos sembrando con Amor y Alegría.

Gracias de corazón por toda su entrega. Dios le colme gracias y Bendiciones en este día del Maestro y en cada instante de su vida.

Con especial afecto y oración particular por ustedes, les saluda fraternalmente.

Sor Marcela Rodríguez y Comunidad.

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